Enredándome en los cabellos de mi furia oscura
Golpeando la pared con mis gritos arruinados
Que dulce gusto las cuerdas vocales rompiéndose
Que predecible cuadro en blanco y negro
La última vela se roba la poca luz que queda
Y el frío retrata mi alma en mi aliento
Los libros yacen rotos entre sangre mezclada
Y las copas fueron todas vaciadas por mí
Trato de ignorar la ventana cerrada
Mientras las ráfagas de viento nocturno deforman mi nombre
Esto no es una balada de angustia
Solo una escena sexual con mi propia oscuridad
sábado, noviembre 27, 2004
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