Llueve y la oruga lo sabe. Esta arrastrándose por la vereda, pero esto no lo sabe. Es siempre complicado ubicarnos en otras almas. Los zapatos pesados caminan con paso firme, pasos de ejecutor. La sombra cae sobre la oruga, pero ni ella ni los zapatos lo saben.
La mariposa que no fue…
jueves, noviembre 24, 2005
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