lunes, diciembre 28, 2009

Sanctum Narcum

Las jeringas se escaparon de mi mochila, lo juro,
Cobraron vida propia, y me atacaron chillando,
Mis venas se amotinaron también, hinchándose y bailando, provocando a las agujas.

No fue mi culpa, los objetos tiene su maldad propia, y nosotros los que alucinamos somos unos pobres juguetes rotos en las manos de una entidad tan desquiciada como ciega;
Vos te reirás, pero no estabas acá ayer cuando las pastillas se mandaron en paracaídas por mi boca,
La sobredosis que me acaricia los pies como una serpiente sabedora de su don de muerte, no fue llamada por mí, y no es responsabilidad mía;
Que pongan cuando muera, que yo simplemente fui una victima de unos narcóticos obsesivos y acosadores, ellos no pudieron aceptar mi negativa, y se decidieron a violarme hasta la muerte...

domingo, diciembre 27, 2009

Inspiración


“Mierda”, gritó, todavía medio dormido, aunque también medio despierto. Se sentó tan rápidamente en la cama que le pareció que su mente llego a sentarse antes que su cuerpo. Y cuando su cuerpo se acomodó, llegaron las nauseas.
“Mierda” repitió. ¿Era la resaca? ¿Acaso se había despertado, de repente, dentro de un cuento de Bukowski? “No,” sonrió, “hace años que no tomo”. Otra palabra brilló en su mente. “Inspiración”. Porque así se sentía cuando la inspiración llegaba, así la sentía Ludovico. Como una dulce resaca de primavera.
Se golpeó la rodilla con una silla, mientras deambulaba ansiosamente en busca de una lapicera. “Vamos carajo, esta vez es fuerte. No dejes que se te vaya”. Las luces estuvieron pronto encendidas, y los ojos de Ludovico ignoraban todo, salvo el posible e ideal contorno de una lapicera o lápiz.
Revolvió la mesa, a través de las ruinas y los cementerios de la vida rutinaria del hombre, y encontró una preciosa lapicera. La probó en el diario. No andaba. Luego una de color verde, tampoco andaba. “Muy lindo, toda la puta semana esperando, ¿y ahora no hay una lapicera de mierda que ande? Mañana compró doscientas”. Pero mañana ya no va a importar, él lo sabía. Encontró un lápiz sin punta. Se rió ante la idea de morderlo hasta que asomara el carboncito. “Es plena madrugada, la lluvia cae y yo no puedo encontrar nada para escribir”. Esto le sacó otra carcajada, entre furiosa e histérica. Pero solo duró un segundo. Se obligó a concentrarse en su inspiración o ésta se iría, sí, volaría como la más rápida y traidora golondrina.
Encontro otra lapicera. Escribía, “Gracias a Dios...”, escribía.
“Papel. Lo que faltaba, mierda. Ahora no encuentro papel...”. Casi enloqueció ante la idea de tener que perder más tiempo buscando papel. Escribiría en el diario, que importaba, escribiría en papel higiénico. Pero encontró papel.
“Bueno, no fue tan malo después de todo”, y se tomó un segundo para contemplar la lapicera tendida sobre el papel, a punto de acariciarlo. Entonces vomitó.
No hay otra forma de describirlo. Una leve chispa, una idea, se había multiplicado en su mente, creando un océano. Y su cerebro la estaba rechazando. Era demasiado. Estaba harto. Necesitaba purgar todo el enjambre. Así que vomitó todo sobre la hoja. Primero diez palabras, luego diez renglones, y diez hojas.
Terminó, y se sujetó la mano que había escrito, como si fuera una boca que había devuelto todo su tóxico contenido. Su cerebro quedó vacío, igual que un estomago luego de purgarse. La única diferencia entre ambos procesos, es que Ludovico se echó en su cama a continuar su sueño, y en su último pensamiento, deseo tener más náuseas para seguir vomitando.
La inspiración...

sábado, diciembre 05, 2009

Meine Liebe, Meinbe Blindheit

En un enjambre de abejas, distingo la dulzura de tu aguijon desde lejos;

en un bosque sos la unica hoja que veo, la aguja ardiente que prende fuego a mi pajar;

de entre las cortinas de agua de una tormenta, soy capaz de elegir la gota de agua que tiene tu nombre;

de entre las cenizas del mundo, distingo nuestra unica chispa, todavia capaz de devolvernos el infierno;

a traves de todos los sueños que he olvidado, tu imagen es la unica que busco reconstruir cada mañana;

cuando el sol baña toda la tierra hasta el horizonte, tu sombra es la luz de vela que me llama;

y aun perdiendote en un laberinto hecho de infinitas posibilidades, podría elegir el hilo de plata que te ata, y atraparte (dejar que me atraparas) una vez más...

jueves, noviembre 12, 2009

El Emperador

Acosado por los constantes ataques de sus enemigos, rodeado por el anillo de la venganza, atrapado bajo el filo de las espadas de vidrio molido; el Emperador tomo una decisión. Grande era su poder, porque profundas eran sus palabras. Cada silaba que pronunciaba, cada letra que trazaba con sus dedos en el aire, estallaba llena de voluntad.
El Emperador estiro sus brazos, alzando una mano hacia el este, y otra hacia el oeste, indistintas. Sus ojos nunca se cerraron cuando pronunció su orden.
Entonces sus manos se cerraron, sus brazos se juntaron en su pecho, su Reino se hizo Yelmo.

Con su Tierra como Corona, el Emperador tomo su Martillo y su Lanza, y arremetió contra sus enemigos. Porque Uno es ejército suficiente.

domingo, septiembre 13, 2009

Un año despues

Que la promesa continuara no se puede asegurar,
en algun momento la caida de los dominoes se termina,
y reconstruir el imperio siempre es un tarea fastidiosa

Que las olas que vendran superaran la marca de agua,
quebrando los muelles, derribando las murallas,
y acariciando las cimas de las montañas;

Mejor decir que la marea que viene tiene un nuevo color,
la sangre todavia fluye y un sacrificio siempres es facil de encontrar;

Y en definitiva, el eclipse unicamente es un soplo de frescura,
el parpadeo del ojo de dios,
que con velocidad vuelve a calcinar el suelo de su creacion.