martes, febrero 28, 2006

Al moha don

Acomodé el almohadón verticalmente,
sobre la alfombra cobriza,
de manera que actuara un coqueto equilibrio.

El turbo estaba prendido muy cerca de mí,
y a medida que el disco externo y las alas del ventilador giraban,
soplaban por el ángulo justo para golpear al almohadón,
haciéndolo oscilar, bailar.

Me lo quede mirando,
y me atreví a apostar que,
con el tiempo suficiente,
el almohadón caería.

Nunca lo supe,
porque esa vez fue la última vez que estuve en su casa.

viernes, febrero 24, 2006

Ian




(---)
no recuerda el primer ataque, así que no es factible que ese haya sido el primero. Imaginense el mundo detrás de los ojos de una maquina que se sabe defectuosa, fallada, con el botón de reset algo dañado. Le costaba empezar a pensarlo, realmente le costaba.
(-----)
era liberador, de a ratos, permitía admirar las cosas de otra manera, poder echarle la culpa a algo. Pero enloquecía, enloquecía de su falla imposible, de su cortocircuito, hasta el punto en que sus conexiones se calentaban demasiado, y ya nada importaba.
(--------)
voz grave, tal vez. Se sintió contenido rodeado de tantos aparatos e instrumentos que tan oportunamente se apagaban y desconectaban, si bien les echaba en cara que sus apagones eran enteramente involuntarios, y por lo tanto, mucho mas loables y valientes. Pero ni él se lo creía. Después de tantos años, seguía sin poder recordar o reconocer a donde es que iba cuando se le caía el telón en la cabeza. O tal vez, lo mas terrible es que una parte suya quedaba enteramente despierta, o se despertaba, en esos apagones, y tan inconmensurable era ese mundo de cortocircuito, que al volverse a conectar, todo relato del viaje o momento era negado.
(-----------)
la gente entendía, o bailaba fingiendo entender. La música sonaba y los instrumentos eléctricos estaban ahí para acompañarlo. Él se sentía un profeta defectuoso, los sentía a todos demasiado, y realmente le dolía reconocerlo y cantárselos. Si tan solo pudiera conseguir que alguien me acompañara cuando se corta la electricidad, pensaba, podría saborear la esperanza, aunque fuera en forma de una remera que me pongo.
(-----------------)
terrible sería soportarlo una vez más, se dijo. Se sentía televisión, micrófono, sintetizador, radio, motor de auto, reactor nuclear, todo mal conectado y conectado a una antena parabólica. Cada nuevo ataque se sentía como electroshocks al alma. Y todo era tan gris, igual. No había mucho sobre lo que ponderar, ya no quería retorcerse más, no quería bailar más bajo los hilos de su enfermedad. Escuchen, les gritaba a todos con sus ojos, mientras su boca cantaba las palabras que ellos ya adoraban; escuchen, porque no hay nada que escuchar. Escuchen porque pronto no podremos escuchar más. Y justo cuando por un momento las caras del publico parecían profundizarse, como tratando de acercarse, como escuchando…
(----------------------------)
decidido, visito a todos los que sabía que no iban a estar. Se dirigió a ponerse a salvo en su casa, en el único lugar donde sabía que se iba a matar. Se dedicó unas horas más para una última contemplación, no una reconsideración de su decisión, sino un tiempo de nada para pensar en insignificancias inglesas de siempre. Tenía los canales de recepción tensos desde hacía demasiado. Entonces, en el momento justo, la radio, la televisión o una voz de algún otro lado, irreal, formuló la verdad necesaria, le concedió la razón, y sí, no queda otra, fue lo que él escuchó. Ian se colgó.
(…)

miércoles, febrero 22, 2006

Final de amor

Entraste y me hiciste llorar, saliste y yo me decidí a intentar volar por la ventana. No se definirnos, y a vos te encantaba reírte, de eso, de mi, de cómo te pintaba y de la cara que ponía cuando te besaba, vos que siempre besabas con los ojos abiertos. Podías venir con ropa que igual estabas desnuda, podías caminar por mi departamento rompiendo mis cds que yo igual trataba de besar tus pelos en movimiento. Siempre me pedías que tuviera las uñas cortas, y yo ni siquiera me atrevía a tocarte sin que vos me dieras permiso; te rogaba por unos segundos de inmovilidad estética, y era ahí cuando de puro sadismo empezabas a bailar y a envolverme de vos; podría jurar que te encantaba pelearte con mi inspiración, y adorabas siempre ganarle, robarme para vos en vez de dejarme ceder a ella. Lastimabas y tus caricias eran de hielo seco, pero como me fascinaba verte tomar vuelo para caer encima mío en picada, tus manos de valkiria afiladas por el viento. Un día, aburrida, te decidiste, entraste con un arma simbólica y de un balazo psicológico me disparaste, matando a mi musa. Cerraste la puerta toda pintada de sonrisas, feliz de empezar a olvidar mi nombre. En el nudo de mi garganta pude contar todos los pasos que diste por la escalera, que a propósito usaste para darle a todo un toque bien cinematográfico. Solo eran un par de pisos, aún así el cálculo, lo admito, fue de puro azar. Sentí al aire y al mundo lanzándome hacia abajo, no pude volar, solo caer. Pero fue lindo imaginarme sino un pájaro, un poético misil. Y que poético mi blanco, tu cara, mirando sorprendida para arriba, la boca abierta como la puerta de un garage. Fue un lindo beso de despedida.

Nuestro hado

“El tiempo me corta la cara.” Soñé con esta frase, justo antes de dormirme. Y justo ahí entendí que estamos perdidos, porque yo puedo mostrarte esta frase ahora, pero ya para mí no significa nada. Lo que significaba todo era ese momento justo antes de dormirme, cuando descubrí que de verdad el tiempo me cortaba la cara. Porque yo te puedo mostrar esta foto del momento, pero, admitámoslo, no te puedo llevar al momento. Contemplé esto, y me doy cuenta de que entonces todo es inútil, en realidad solo estamos vendiéndonos representaciones, pero nadie puede acompañarnos en la verdadera presentación.

martes, febrero 14, 2006

Frases agudamente preparadas

"Todo debería valer $1."

Un minuto y medio de mi pelicula

Te confieso, pared, a veces duele no poder sangrar tanto, ni todo el tiempo
El agua se filtra y se arrastra por la pared al ritmo de toses eléctricas,
Ella planea matarse a través de la ventana, todo por un corte de papel,
Yo reivindico a todos los que intentan hacer arte, porque intentar arte es hacer arte,
En cambio aparentar hacer arte es comerse uno sus propios excrementos para volver a cagarlos,
Mi amigo el presunto dandy vio su fortuna arruinada cuando un disparo al blanco equivocado causo una explosión de vidrios sobre su rostro,
No me preocupa, recitaré la elegía en el funeral de su coherencia, lo haré en un alemán muy mal hablado,
Después de todo, lo único que importa, estupida pared, es la eternidad del momento, y la asombrosa futilidad del día de mañana,
No abraces tus resacas, pero sí un pedo de imaginación, eso que hoy en día llaman psicosis o esquizofrenia,
Por favor no me vomites como yo te vomito a vos, pared, solo te cuento estas cosas, de un ser a un no-ser,
Tal vez una noche en que este más ido aceptaras mi oferta, y podamos cambiarnos las almas, yo estar hecho de un matemático cemento y vos sentirte llena de sobras de carnicería, toda simbolizada más allá de la imbecilidad.

domingo, febrero 12, 2006

En inútil contemplación

Este zumbido afilado no cesa de besarme:

“La vida no existe. Somos una conciencia que agota constantemente excusas para existir.”

Mientras me acurruco, en insensible oscuridad, tiendo a estar de acuerdo
.