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Glammer
A veces el camaleón se copaba mucho, y, entre los colores, lo perdíamos. Pero nunca dejábamos de escuchar su voz cantando. Y cuando nos cansábamos y caímos rendidos, dormidos, él venía y nos besaba suavemente, jodiendo pero sin querernos despertar.
1 comentario:
Pues buenos modales los del camaleon, no?
Nunca creí que los poetas eran faltos de alma...siempre quise creer justo lo contrario.
"Entraste y me hiciste llorar, saliste y yo me decidí a intentar volar por la ventana." Muy buen inicio de tu poema.
Moló el blog. Espero leerte despues. Saludos!
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