lunes, marzo 20, 2006

nacht

Satírica, la noche entra sigilosa, levantando mi persiana y corriendo mi ventana. Se desliza sin hacer ruido hasta mi cama, y me admira unos segundos, mientras yo exploro los recovecos de mis conexiones neurales. Cuenta hasta diecisiete, arbitraria, y me clava una jeringa en el brazo. Esa droga particular se me mete como un animal desesperado, y atolondrada se viola toda mi sangre. Mi boca murmura unas palabras que no son mías, pero no me despierto. La noche se retira, apenas conteniendo su risa. Se va a joder en paz, sabiendo que para mañana ya seré un adicto de nuevo, que volveré a su firme y codiciado seno; que por más que yo trate de evitarlo, mañana seré un acolito de la noche más.

No hay comentarios.: