martes, diciembre 20, 2005

Vint...


Lo ojos son negros, teñidos. El corte de pelo antiguo, de manera tal que en este mundo tan embobado pasa por retro moda. Los cabellos caen largos, oscuros y afilados, adornados en sus recuerdos por salpicaduras de sangre, lágrimas y mezcal. En teoría, un verdadero pelo de chaman. Unos bigotes a medio camino entre Lemmy Kilmister y algún masónico Barón ingles, oscuros también, lustrados y sedosos. La sonrisa nunca se mueve de los límites que le imponen estos bigotes, pero muchos dicen recordar a Vint sonreír de oreja a oreja. Nunca sonríe con sus dientes, pero todos afirman que tiene dientes de filósofo, como martillos que más que morder, trituran, y que es uno de estos dientes, torcido y medio escondido, el que le da este toque satánico a su dentadura.
Vint camina cuando todos corren, quiebra dedos cuando extraños le ofrecen la mano, grita palabras en alemán bastardo cuando el silencio lo aburre, vomita en criptas y ataúdes abiertos, irrumpe en casas a la mitad de la noche para discutir sobre teología, escribe letras de canciones en paginas de libros de poesía, rompe televisores a patadas, revive inquietantes profecías que enfrían la espalda en pleno mediodía, admira las espadas pero sabe usar mejor las balas.
Es lo suficientemente alto como para camuflarse en la estatura promedio, flaco de cuerpo, pero grueso de brazos y piernas, que son sus herramientas. Sus pesadas botas contribuyen al martillazo de sus patadas, sus manos de dedos cortos se compactan de mejor manera como duros cascotes. A pesar de su empeño, solo esta adornado de cicatrices su torso, por pinceladas profundas de dos balas, una navaja, un tenedor y un abrelatas, y por suaves pinceladas de otros incontables objetos filosos.
Por supuesto, las cicatrices en su cerebro son otra cuestión, que aquí entre nos, engloba todo lo demás…

1 comentario:

Anónimo dijo...

la parte menor de los dioses duda; quien duda ?