lunes, enero 03, 2005

La Potencia Anhelante (Delirios Últimos de un Escritor)

“Y escribir es acabar, es un orgasmo, es un vomito, es parir, es dar a luz, es amor, es odio, es muerte y es vida dolorosa. Tantas cosas que no podría enumerarlas.
Imposible decidir, si la palabra es la verdadera magia, la thelema original, o si es el tan temido virus espacial que condeno a la humanidad.
El martillo y la forja, la herrería de la mente, las filosas espadas que son las palabras. La guerra sin principio, propósito ni fin. Un ragnarok de expresiones y metáforas, flechas disparadas sobre todo lo que se mueve. Dolor, caos y un nuevo nacimiento, la epopeya de un héroe.
Cada escalón, cada paso, en esta escalera espiraleada, cada ascenso permite ver más allá de las colinas, deslumbrarse a lo que encierra el horizonte. Cada escalón también viene acompañado de un nuevo eslabón, de la cadena al infinito. Cada letra es una decisión, una escisión en la corteza simbólica del universo. Destrucción y progresión.
Un samurai nombrando las cosas por primera vez, todo el plano cubierto de grafías orientales, el baile de la escritura. La palabra no es verbo, la palabra es nombre.
Conjuro, y perjuro. Mis sentidos como los valientemente incansables recolectores de frutos, recibiendo los regalos de la tierra, con alegría y devoción, desconociendo el fin de su trabajo, derrochado en el dionisiaco banquete que se da en el centro de mi mente, el castillo de los señores feudales.
Piratas sin madre son mis receptores de memoria, lanzándose al abordaje de cuanto tesoro escrito yo me deleite, saqueando sin tregua. Bárbaros altos y aguerridos, que en lugar de construir se dedican al oscuro plagio de aquellos genios tan civilizados. Vergüenza, vergüenza a semejante violación.
Monjes oscuros son los signos, ocultistas antediluvianos. No los conocemos, ¿acaso los usamos o ellos nos usan a nosotros? ¿Son ellos la arcilla y nosotros el alfarero? Pero esta arcilla susurra, conspira y diviniza.
El verdadero dios, la telaraña trascendental dispuesta sobre y a través de nosotros. Yod heh vau heh, con un poco mas de letras, un poco mas de palabras.
Un laberinto, un minotauro. Una moneda, con la medusa de un lado, y el escudo espejado de Perseo del otro lado.”

-Manuscrito hallado junto al cadáver de Agamon Borellus, en la fría meseta de Kadash.

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