domingo, agosto 15, 2004

Proceo

Proceo despierta de su sueño. Saturno esta ascendiendo en el cielo, como en aquella vieja canción. Los pájaros disfrutan de su reinado, llenando el aire con su opera acústica, que sorprendentemente recuerda al color naranja hecho sonido.
La sombra del árbol lo mantiene fresco. Mira alrededor y sin sorprenderse mucho descubre que el lago esta congelado. Justo como en su sueño, o mas precisamente debido a que así paso en su sueño.
“Muchos son los caminos”, rumia en su mente Proceo, aquel viejo mantra tan fantástico. Muchos son los caminos, sí. Y aun más son los caminantes. Aquellos dignos del nombre, aquellos que parecen héroes de libros y leyendas, pero no aparecen en ninguno de ellos.
Una nube serpiente se proyecta por el cielo, justo sobre el árbol y Proceo. La subsiguiente lluvia plateada no tarda en llegar, y Proceo se asoma un poco por debajo de la protección de las ramas para recibir unas cuantas gotas del refrescante liquido.
“Muchos son los caminos, ante la duda elige siempre el más largo”, reflexionó. Su mente paso rápidamente a la cuestión de siempre, la cuestión onírica. “Oniros, ¿eres vida? O vida, ¿eres acaso un sueño?” pregunto con sus ojos a toda la materia que le rodeaba.
“Muchos son los caminos, y cada paso que das es una pregunta”, recordó.
Detuvo a tiempo su filosofante delirio, se puso de pie y resolvió proseguir con su camino. Al menos ahora podría cruzar el lago.

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