No soy un esclavo de la realidad, es la realidad la que es una esclava de mis caprichos.
Un estornudo o un simple ataque de aburrimiento mío alcanza para modificar, destruir, cambiar, reformar, re vomitar la realidad.
Y en cuanto a la interacción, la comunicación con los demás, mantengo la realidad lo suficientemente cerca, aunque sea casualmente en una orbita cercana a los mundos de los demás, no por conformismo, sino porque acercándome me es mas fácil disparara los misiles de delirio sobre las otras inocentes realidades.
martes, junio 21, 2005
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